Al referirnos a la vestimenta femenina, muchos harán la relación directa con la MODA, pero ésta no sólo incluye las tendencias en cuanto a vestimenta femenina y masculina, sino que es más abarcativa, se extiende a modelos y patrones de vida, prácticas sociales, y hasta los valores que hay que defender.
Dentro de los medios de comunicación, podemos dividir dos grandes grupos, a través de los cuales la MODA llega a la sociedad: Medios artísticos (pintura, teatro, ópera), y los mass media (prensa, cine, televisión, Internet).
Dentro de estos dos grupos la gran diferencia que encontramos es la rapidez con la cual llega el mensaje. Los mass media son de transmisión casi instantánea y de gran masividad, por lo tanto, más eficases a la hora de imponer sus parámetros.
Sin embargo, los medios artísticos son los grandes difusores en lo que concierne a vestimenta y adornos.
Dentro de la población en general, la mujer se encuentra más susceptible a la influencia del consumismo, y la vestimenta es uno de los mayores atrayentes a la hora de gastar dinero.
Pero, los medios de comunicación serán los que imponen y definen los parámetros de la moda, creando estereotipos de mujer, de vestimenta y de vida.
La Tecnología se aplica hoy en día a la vestimenta tanto femenina como masculina, terminología nueva en cuestiones de vestimenta esta dando que hablar, por ejemplo el término Tecnología Climacool, hace referencia a la tecnología que se aplica en prendas deportivas y que posee microporos en las telas para que estos espacios ventilen el cuerpo y que a su vez absorben y expulsan el sudor del cuerpo evitando que los músculos no se enfríen.
Dependiendo las Marcas este término puede cambiar por ejemplo en ropa marca Nike se denomina Dry Fit.
La Ropa Inteligente
La tecnología en Europa muestra las tendencias en un nuevo estilo, ropa con chips que y tejidos avanzados que ofrecen alternativas como control de temperatura, quien combina moda y ciencia en su pasarela al crear alta costura capaz de cambiar de textura, color y forma.
La empresa Sensatex, neoyorquina encargada de sistemas para textiles inteligentes o 'smart textile systems', presenta en su página de Internet una camiseta con sensores integrados junto a una banda conectada a un transmisor wireless.
Ropa 3D
Por otra parte existe ropa inteligente que se denomina 3D, se utiliza en prendas deportistas estás buscan la comodidad están fabricadas en microfibra ligera de 88% poliamida y 12% elastano, lo cual permite ayudar a eliminar el sudor excesivo de la piel y balancea la temperatura corporal.
Prendas antiestres
Son prendas con microcápsulas de antiestáticos que evitan que las mujeres se carguen de la energía electroestática que desprende el teléfono móvil o el computador, que, además de facilitar la vida, consiguen llevar los nervios a flor de piel.
En el ARTE, la MÚSICA y el BAILE CONTEXTUALIZADAS EN LA NATURALEZA Y EL AMBIENTE.
Las tradiciones, relaciones e historias de las comunidades se expresan en forma clara en el ARTE, la MÚSICA y el BAILE.
En esas expresiones, la vestimenta de la mujer adquiere formas y estilos propios que se conjugan con el entorno de la naturaleza y el ambiente. La conjunción de ellos permite visualizar en los vestidos, su color, su textura, las formas particulares como los pueblos construyen cultura, interactúan y crean motivos y colores que visten sus cuerpos, en particular, a la mujer con su belleza, frescura y movimiento.
La historia de las culturas regionales es, de algún modo, el devenir de esas formas particulares como las comunidades desafían sus propios tiempos y espacios, ataviandose en forma especial, teniendo en cuenta el ambiente que los rodea y las tradiciones de sus ancestros.
La historia, maestra de la vida, es el ámbito privilegiado para comprender y entender esa interacción entre la cultura, el hábitat y los pueblos expresado en la vestimenta de la mujer.
Miles de miles de ejemplos nos facilitan ver, escuchar, sentir, disfrutar y gozar como la mujer constituye, un verdadero paradigma cultural con su calidez, encanto y figura.
El color fuerte y nítido, el bordado, la pintura, los moños, los adornos, en fin, los pueblos muestras su ser y su quehacer en estas manifestaciones culturales centradas en la vestimenta de la mujer.
A grandes rasgos se puede identificar que en cada época tenia su particularidad en cuanto a la vestimenta.
Comenzando por la Edad Antigua se puede decir que coincide con el surgimiento y desarrollo de las primeras civilizaciones, ejemplo: egipcios, gregorianos y romanos.
Digamos que en esta época era todo suelto y en algunos casos llevaban unas tiras para realizar la división para marcar la cintura y en las extremidades quedaban sueltas y cómodas.
Egipcios: Surgen las túnicas anidadas, superpuestas sobre el
lino semitransparente con pliegues y de diferentes colores, tanto la materia
prima como la confección de prendas estuvieron subordinadas a las altas
temperaturas y como resultado tuvieron que hacer que fueran livianas y frescas.
Roma:
Tenia una misión concreta, comunicar el status social
del que vestía la prenda que permitían ver el poder o clase del
individuo. La mujer llegó a un nivel de refinamiento especial
necesitando una sección aparte, las joyas, ornamentos en el calzado y las prendas lograban distinguir de las plebeyas.
Seguimos con la Edad Media……
A través de la historia se puede destacar que
se inicia en el año 476 poco a poco fue cambiando sus atuendos de las togas y
túnicas se cambiaron por tejidos de punto y malla esto usaban los bárbaros, en
esa época se notaba la diferencia del estrato social en que pertenecían; en las
mujeres resaltó el uso de faldas de forma cuadrada con cuatros picos en el
extremo inferior, destacaba las líneas rectas y mangas ajustadas, se protegían
del frío con mantas o capas.
Continuando con laEdad
Moderna………..
Tiene comienzo a partir del Siglo XV, de la cual se produjo
varios cambios en la forma de vestir por la que se dividió en tres etapas.
Renacimiento: En las mujeres siguieron con los corsés
dejando caer la falda con varias capas de telas.
Francesa: se acentúa la voluminosidad en los vestidos y
peinados.
En el final de la etapa moderna: predominaban las pelucas y
grandes sombreros.
Y por último...... la Edad Contemporánea.....
Desde el Siglo XVIII hasta el presente , se encuentran distintas etapas que fueron transcurriendo en la historia donde se marca con acontecimientos especificos, como ser;
la era de la Revolución,
La era del Capital y del Imperio,
La crisis de los treinta años,
Toda esta etapa comprendió parte final del Siglo XX, surgiendo la era nuclear, de electricidad y de información.
y como regalo les dejo este interesante video sobre la transformación de la mujer en la vestimenta a través
de las etapas historicas………
lunes, 13 de mayo de 2013
“La publicidad necesita convencer de que el hecho de consumir un producto tiene una serie de ventajas y beneficios para el consumidor. Las formas a las que recurre son variadas pero todas reúnen una característica común: el intento de convencer por parte de la publicidad se realiza fundamentalmente a través de la connotación. La ecología, la delgadez, el alpinismo, los estilos musicales, los calcetines blancos, el tren de cercanías, el papel reciclado, la bandera española, los barrios de las ciudades, la solidaridad con el Tercer Mundo, las joyas, los libros, el periódico, los juegos de ordenador, los colores, el tipo de bebida, el peinado o el voto son ejemplos de cosas que tienen un significado más amplio del que poseen en sí mismas. Tienen diversas connotaciones” (José Ángel Medina y Fernando Cembranos) Les dejo este link sobre un blog que habla de moda y publicidad: http://www.trendencias.com/categoria/publicidad Alejandro
La vestimenta o indumentaria femenina es un tema fascinante, que se puede abordar desde diversas disciplinas y los recursos o fuentes en las que se apoyan. Desde perspectivas interdisciplinarias, podemos advertir las variadas prácticas de cubrir, incluso adornar, los cuerpos femeninos. Al mismo tiempo, nos permiten comprender las formas como se han constituido históricamente las formas de poder económico, político, social, cultural, incluso, religioso.
Desde la Arqueología podemos obtener una idea de los tiempos en los que comenzó a extenderse el uso de tejidos para confeccionar prendas de vestir. Así, por ejemplo, hacia 2009 un grupo de arqueólogos descubrió, en una cueva situada en la República de Georgia, pequeñas fibras de lino de unos 34,000 años. Al presente, estas fibras parecen ser las más antiguas. Como es dable imaginar, ofrecen pistas de los orígenes de los usos de la vestimenta. Esto es, proteger las diferentes partes del cuerpo de las inclemencias climáticas y ambientales. Otros hallazgos arqueológicos arrojan luz sobre los tipos de tejidos, estilos y usos de la vestimenta en épocas remotas y distintos espacios geográficos.
Entretanto, la Historia y la Economía sirven para entender las implicaciones de los usos de la indumentaria en la explotación del medio ambiente, el desarrollo de las relaciones comerciales, las divisiones del trabajo, y, por supuesto, las industrias económicas que han permitido la producción masificada (aunque sin abandonar el criterio de las distinciones sociales jerárquicas) de los diversos componentes de la indumentaria como los vestidos, el calzado, los sombreros y turbantes, y la ropa interior. Por otro lado, desde la Literatura, el Arte y la Museología también es posible rastrear los modos como los ropajes femeninos translucen, a lo largo de los siglos, valores sociales y culturales propios de entornos económicos y políticos extensamente diversos.
En adelante, ilustraremos algunos breves planteamientos que demuestren la interdisciplinariedad a la que nos invita el estudio de la indumentaria femenina. Seguiremos el esquema que a continuación presentamos.
Vestidos, sombreros, turbantes...
Según los seres humanos fueron dominando sus espacios naturales también desarrollaban diversos tipos de técnicas que los llevaría a reconocer los elementos más apropiados para la confección de ropajes, en virtud de expresar no solo diferentes usos prácticos sino también estéticos y sociales.
Fig.2
Fig. 1
En el caso del antiguo Egipto, a lo largo de las tres etapas de su forma de gobierno imperial, el lino se impuso al algodón y se prefería el blanco, aunque también teñían algunos hilos con colores rojos y marrones. En la Fig. 1 se puede observar que la mujer de la izquierda lleva puesto un Kalasiris y la de la derecha una prenda de vestir conocida como Lloriga, la cual era tubular con tejido de maya. Del Kalasiris da cuenta Heródoto de Halicarnaso, el padre de la Historia occidental en su obra Historia.[1] La Fig. 2 muestra a Nofret, esposa de Rahotep hijo del faraón Snefru, portando una túnica blanca más o menos amplia y de tejido transparente.
De la antigua civilización Sumeria, seconservan imágenes de mujeres que, de acuerdo con Virginia Seguí, se puede comprobar que sus prendas de vestir no diferían de las utilizadas por los hombres. Por otro lado, según ella misma señala, dichas imágenes permiten asociarlas con diosas o sacerdotisas o con actitudes propias de los cultos religiosos de los sumerios. A veces, las tales imágenes dan a entender que sus atuendos iban evolucionando a modo de volantes tal como podemos observar en las figuras de la izquierda y la derecha.
Para el estudio de la indumentaria femenina de Creta, suele recurrirse a los hallazgos de estatuillas que permiten obtener una idea bastante clara de los avances de las culturas del Egeo. En otro artículo de Virginia Seguí, encontramos tres de estas estatuilas muy reveladoras de las vestimentas de las cretenses. En cita directa de otro autor, Seguí nos proporciona valiosa información sobre los modos como sus ropajes fueron evolucionando. Todo apunta a que en las fases iniciales, las mujeres de Creta llevaban una especie de falda corta que fue alargándose mediante la superposición de delantales hasta alcanzar la tradicional falda acampanada de volantes. Como dato importante resalta el hecho de que las formas como se encuentran representadas dan la idea de que sus ropajes estaban estrechamente vinculados a valores religiosos, puesto que las figuras como las que se muestran son representativas de la diosa de las serpientes.
Diosa de las serpientes
Diosa de las serpientes
Diosa de las serpientes en marfil y oro
Dama con peplo. Siglo IV a.C.
Fig. 3
En la Grecia antigua las tres prendas básicas de la vestimenta femenina eran el peplos, el chitón y el himatión. Como puede apreciarse en la Fig. 3, el peplo consistía de una pieza rectangular y ancha de lana. Esta se plegaba en la extremidad superior del cuerpo para formar un angosto tubo a partir del pecho para entonces formar un chal. Las dos mitades de la tela se sujetaban con un alfiler por cada hombro. Luego se ajustaba en la cintura con un cinturón.
El chitón sustituyó al peplo. Por un tiempo se confeccionaban en lana, pero luego se utilizó el lino. Esto último ofrece pistas para comprender que el uso del chitón estaba estrechamente vinculado a las clases pudientes, puesto que el lino debía importarse. Lo que daba por resultado que fuera más caro. A diferencia del peplo, el chitón no cae en pliegues sobre el pecho. Al ser más largo, el exceso de longitud caía por encima de la cintura. Con un cinturón se creaba el efecto de que el borde de la túnica recayera en los huesos de las caderas (ver Fig. 4). Finalmente, el himatión era una especie de manto que se llevaba sobre el chitón, incluso sobre la cabeza (ver Fig. 5 y 6).
Fig. 4
Cariátide con chitón
Fig. 5. Mujeres con chitón
Fig. 6. Estatuilla de terracota. Mujer con chitón sobre su cabeza
Igual que las mujeres griegas, las romanas conservaban tres piezas de vestir básicas. Estas eran: una túnica interior, otra exterior o stola y la palla. Pero de manera muy particular, las romanas estarían muy orientadas a exhibir la condición social a la que pertenecían o su estatus civil. Por ejemplo, la stola era más sobria y formal que los peplos o chitones, puesto que estaba destinada a significar el estatus de mujer casada. La stola se utilizaba sobre la túnica interior, generalmente hecha en seda o lino. La stola también podía confeccionarse con tales tejidos y de algodón. Pero las clases altas preferían las de seda.
Mujer con stola y la otra con stola y palla. Imagen tomada de Lex Sodalis
La stola podía adornarse con un cinturón, teñido de púrpura o bordado con hilos de oro. Estos elementos evidencian que solo las mujeres de las clases adineradas podían darse el lujo de añadirlo a su atuendo. La palla era un manto cuadrado o rectangular pero no era demasiado extenso, que cubría la cabeza. Era usualmente identificado con las matronas.
Matrona romana en uno de los frescos de la Villa de los Misterios. Pompeya. Imagen tomada de Cultura clásica
El emperador romano Teodosio reconoció el cristianismo como la religión oficial del Imperio romano. Esto dio paso a nuevas jerarquías, esta vez religiosas, pero con obvios referentes económicos, políticos y sociales. Documentos eclesiásticos, así como pinturas, esculturas, tratados, etc., nos informan sobre los modos como la indumentaria no estaría ajena al despliegue de poderes y sentidos de prestigio vinculados con la Iglesia católica que fue extendiéndose ampliamente. El hecho de que la parte más rica del Imperio romano estuviera situada en Constantinopla (hoy Estambul), permitió a Justiniano I demostrar con exquisito esplendor el poder del catolicismo y con ello del mismo Estado imperial que también se denomina Imperio Bizantino. Bordados, ornas, flecos y adornos orientales fueron altamente valorados entre los miembros de las elites eclesiásticas, políticas y sociales. La túnica larga continuaría en uso, siendo que las confeccionadas en seda estuvieran para el disfrute de las clases poderosas.
Emperatriz Teodora de Bizancio y su corte. Mosaico en Basílica de San Vitale, Rávena
Bajo los tiempos en los que imperó el feudalismo, la Iglesia fue dominando todos los órdenes de la vida. Como efecto de esto, no poco de la vestimenta femenina estuvo demarcada por la moral cristiana difundida desde los púlpitos, las obras religiosas, la literatura didáctica, los folletos misóginos, entre otros.
Las mujeres de buena sociedad debían ser mesuradas en el descubrimiento de sus brazos, el nacimiento de sus senos y sus cabelleras. Las mangas de los trajes se haría más largas y estrechas. En el siglo XIII, los hombres de la Iglesia insistían en el velo o en las tocas finas y transparentes como signos de las casadas y las viudas. En la siguiente centuria nacería la usanza de llevar los hennin. Las aristócratas de Francia, Borgoña, Inglaterra, Hungría y Polonia adoptaron estos sombreros en forma cónica con una altura de 30 a 45 cms. o más; unos terminaban en pico y otros tenían una forma truncada. Casi todos incluían un velo transparente que salía de la parte superior del sombrero que bien podía tocar el suelo o utilizarse para cubrir parte de la frente y el rostro.
Echemos ahora una mirada al mundo de la América prehispánica y colonial. Igual que en el Viejo Mundo, en las culturas prehispánicas la vestimenta estaba atada a las condiciones sociales de sus portadores. Los diseños y los usos los determinaban la posición que ocuparan dentro de las jerarquías existentes. Para el estudio de este particular, especialistas de diversos campos de saber han recurrido a la pintura mural; las esculturas mayas, toltecas, aztecas, entre otras; a los sistemas de escritura y los códices que desarrollaron las culturas de los pueblos de Mesoamérica. Por otro lado, también existen crónicas escritas por los europeos que viajaron hasta el Nuevo Mundo, en las que se describen muchos particulares de la vida y costumbres de las sociedades prehispánicas. Varios de ellos describieron muy agudamente la vestimenta de las pobladoras mesoamericanas.
La vestimenta básica de la mujer mexica la demuestra la ilustración de la izquierda (Fig. 7). Constaba de una falda larga conocida como enredo que se sujeta a la cintura con un cordel. Sobre el enredo se coloca el huipil que es parecido a una blusa cuadrada ancha cuyo alcance podía variar hasta llegar más abajo de la cintura, incluso hasta los tobillos.
Lienzo de Tlaxcala Huipil Códice. Imagen tomada de NAHUI
Según apuntan Beatriz de la Fuente y Leticia Staines Cicero, investigadores como Marta Turok y Walter Morris,
la decoración de los huipiles varía mucho,
puesto que las mujeres cuentan en ellos el universo que las rodea.[2]
Otra pieza interesante es el quechquémitl. De acuerdo con varios estudios, esta pieza ha sido identificada con algunas diosas de la fertilidad. Por tanto, en el Valle de México solo las mujeres nobles podía utilizarlo. Este tipo de vestimenta se forma por dos rectángulos cosidos, haciendo que se formen dos triángulos cuyos picos caen hacia el frente y por atrás (ver Fig. 8). No dejemos de observar en las imágenes las prácticas de llevar tocados en la cabeza.
En el video que sigue, podemos apreciar el modo como antropólogos y museólogos se dan la mano para interpretar las técnicas y textiles que dieron forma a la la tradición de los huipiles en México.
Fig. 8
Luego de los procesos de colonización, otras formas de vestimenta fueron introducidas. Nuevamente, los usos de las prendas de vestir se muestran vinculadas a la posición económica y social de sus portadoras. En la Fig. 8, podemos observar lo dicho. En este caso, se trata de una obra anónima perteneciente al género artístico conocido como pintura de castas que surgió en el siglo XVIII en el Virreinato de la Nueva España. Ciertamente, este tipo de pinturas constituyen una fuente muy importante para comprender los tipos de vestimenta femenina durante la época colonial. Así mismo, otras obras del género de la pintura son recursos muy valiosos para estudiar la vestimenta de las negras esclavas y las mulatas libres que fueron insertándose en el mundo caribeño como producto de la esclavitud negra. En las subsiguientes imágenes se distinguen mujeres negras esclavas, negras libres, mulatas y blancas con sus ropajes, sombreros y turbantes.
En un principio la dama colonial española tendió a vestirse según la usanza de la alta sociedad metropolitana (ver Fig. 9). Sus atuendos eran muy ricos en encajes y bordados. Las faldas anchas y con volantes. Otras también llegaron a realizar adaptaciones de las ropas indígenas; lo que se advierte de manera particular entre las nacidas en suelo americano, es decir, las criollas. En el artículo "El huipil precortesiano y novohispano: transmutaciones simbólicas y estilísticas de una prenda indígena", Martha Sandoval Villegas se apoya en pinturas de época para abonar a los estudios de la vestimenta femenina del periodo colonial (ver Fig. 10 y 11). Entretanto, realiza importantes apuntes relativos al valor comercial que tenía la confección de huipiles, tanto en los tiempos prehispánicos como los coloniales. A esto se añade, por supuesto, el valor social, ya que como hemos expuesto antes la vestimenta juega un papel trascendental en el establecimiento de distinciones entre clases y sectores sociales. En tal caso, los tejidos y los materiales con los que se confeccionaban eran signos evidentes del lugar que se ocupaba en la sociedad. Más adelante, sobre todo a partir del siglo XVIII, las mujeres de la elite española y criolla en América acogieron bastante bien las tendencias de la vestimenta francesa. La Fig. 12 representa un vestido a la francesa conocido en España con el nombre de bata.
La influencia del romanticismo se manifestó decisivamente en la vestimenta. Como señala el autor del blog Historia del traje, Pablo Pena González, entre las fuentes o recursos más significativos para el estudio del traje en la era del romanticismo son:
las revistas de modas
los grabados
los retratos
la narrativa decimonónica
Como ejemplo de los grabados que proliferaban en las revistas de modas, mostramos esta imagen extraída del citado blog.
Fig. 13 Evolución [del traje] 1842-1847
En otro blog sobre la historia del traje se traza una línea de tiempo que recoge el estilo romántico de la vestimenta femenina del siglo XIX (Fig. 14].
Fig. 14
Según hemos apuntado antes, la Literatura es una fuente de incalculable valor para el estudio de la vestimenta femenina. Un artículo que apunta dicha relación de manera muy puntual es el de María de los Ángeles Gutiérrez García, titulado "Literatura y moda: la indumentaria femenina a través de la novela española del siglo XIX". Aun cuando el referido trabajo pareciera centrarse solo en ese género literario de la España del siglo XIX, la autora realiza una excelente introducción a la temática, tomando en cuenta textos de la literatura universal desde tiempos antiguos hasta el siglo XVIII. Entre los libros de la antigüedad grecolatina menciona La odisea de Homero y El libro de las sátiras escrito por el romano Cayo Petronio Turpilano. En seguimiento a Gutiérrez García, la narrativa española del siglo XIX, mucho tiene que aportar para tomar el pulso de los gustos burgueses en cuanto a la moda femenina refiere y, asimismo, en lo relativo a como las mujeres de las clases populares hicieron registros de los estilos de trajes en boga. De esto también surgiría lo que reconocemos como ropajes con sellos de identidad nacional. Un ejemplo clásico de esto lo tenemos en el traje de maja (ver Fig. 15].
Fig. 15
El siglo XX daría paso a una gran variedad de cambios en la moda. Mucho de esto puede estudiarse desde la Economía, puesto que las transformaciones surgidas estuvieron relacionadas con los efectos de la Revolución industrial en Inglaterra y la Segunda Revolución Industrial que expuso como países líderes del capitalismo industrial a Alemania y Estados Unidos de Norteamérica, junto a Inglaterra y Francia.
Las mujeres alcanzaron derechos que las colocaron de manera más evidente en espacios antes reservados solo para los hombres. La vestimenta, entonces, también fue al ritmo de tal presencia. Entretanto, los diseñadores de modas para la mujer, junto con la publicidad que fue igualmente tomando impulso, echarían a volar su imaginación para hacer de los vestidos un componente de la indumentaria femenina en continua transformación y, en no pocas ocasiones, inspirados en antiguas tradiciones de los modos de vestir.
Bocetos que demuestran parte de
la evolución del calzado hasta el siglo XIX.
Imagen tomada de Style
Calzados de mujeres ricas de los siglos V y VI
Grabado sobre madera.
Imagen tomada de Odisea 2008
Es bien amplia la evidencia que apunta a la utilización de zapatos desde muchos años antes de la Era cristiana. Pero, no fue hasta después de transcurrido un largo tiempo que el uso de zapatos estaría orientado a cumplir también con la demostración de estatus social. Egipcios, griegos y romanos, de alguna manera u otra, sentarían la práctica que fue generalizándose más adelante en la Europa medieval. Para entonces, hombres y mujeres que pertenecían a las clases nobles darían amplio capricho a la confección de zapatos hechos de cuero acabados en puntas como los que se muestran en la imagen de la izquierda. Para la época, los zapateros irían conformando un sector social sumamente importante no solo por satisfacer a su naciente clientela, sino también porque con ello se insertaba en el proceso de dinamización de la economía moderna.
Pero el calzado fue también motivo para establecer distinciones sociales en otras partes del mundo. Se cree que entre las bailarinas de los palacios reales de la China del siglo X fue que comenzó la práctica de vendar los pies. El propósito era lograr "pies de loto de oro", dispuestos para el uso de los zapatos de loto como los que mostramos a la derecha. Las mujeres de las elites contaban con los recursos económicos que les permitían tener acceso a sedas y bellos elementos decorativos. No obstante, la belleza de estos zapatos su uso implicaba un terrible proceso de deformación de los pies.
"Mujer turca con su esclavo", pintura de Jean-Etiénne Liotard
Imagen tomada de All about Shoes
Durante el siglo XV, las prácticas comerciales se habían extendido y vigorizado. Turquía fue uno de los centros económicos más importantes con los que Europa entabló lucrativas relaciones. De dicho país eran originarios los llamados chopines que, desde la rica ciudad estado de Venecia, se popularizaron entre las clases aristocráticas europeas. Como demuestra la figura de la izquierda, los chopines se caracterizaban por unas plataformas que podían alcanzar unos 50 cm. de altura. El objetivo principal del uso de este tipo de calzado era evitar que las ricas damas ensuciaran sus ropajes. Pero, a esto se sumaba la idea de que entre más altos, mayor era el estatus económico-social que proyectaban las mujeres que los utilizaban. Los chopines se extendieron hasta Inglaterra, donde en una escena del drama trágico Hamlet de William Shakespeare, el protagonista expresa con aires de burla lo siguiente: "Su señoría está más cercana al cielo que la última vez que la vi, por la altura de sus chopines". Gracias también al blog titulado Zapatos de diseño, descubrimos el video que compartimos más adelante. En este se recoge una excelente muestra de chopines de varios museos del mundo y que The Bata Shoe Museum de Toronto, Canada, exhibió en una exposición que llevó a cabo entre septiembre de 2009 y noviembre de 2010, bajo el título "On a Pedestal. Mostra Scarpe Nel Rinascimento". La parte final del video permite observar el modo como se caminaba con los chopines.
Las mules fueron los estilos de zapatos más novedosos del siglo XVIII
Hacia mediados del siglo XVII, Francia fue convirtiéndose en centro desde donde se dictarían nuevas modalidades respecto a la vestimenta. En lo que al calzado refiere es muy interesante el siguiente relato. Luis XIV o el Rey Sol se ocupó mucho por disimular su baja estatura mediante la utilización de zapatos con tacones. Las mujeres de la nobleza y, por supuesto, las damas de la corte
francesa no perdieron la ocasión para encargar a sus zapateros calzados de tacones altos. La respuesta del Rey Sol fue aumentar la altura de sus tacones. Sin embargo, al cabo del tiempo los hombres acogieron la moda de zapatos que no afectaran su estatura anatómica, entretanto las mujeres mantuvieron la práctica de utilizarlos. Pero, a raíz de la Revolución francesa, se trastocaron las jerarquías sociales del Antiguo Régimen. Poco tiempo después, los tacones pasaron de moda y en el siglo XIX los zapatos bajos adquirieron nueva visibilidad entre hombres y mujeres.
Maikos con okobos. Imagen obtenida de Tumblr
Mientras aquello ocurría en el mundo occidental,
en los siglos XVIII, XIX y XX en la cultura japonesa mujeres dedicadas al arte
del entretenimiento. Las aprendices de geisha, conocidas
como maiko utilizaban unas sandalias (okobo) con suela de madera
sumamente gruesa y alta. Aunque las maiko hoy existen solo en Kioto,
este tipo de calzado se considera una exquisita tradición nipona.[3]
De vuelta a las sociedades occidentales, observamos dramáticas transformaciones en el papel de las mujeres en la vida pública, a partir de los primeros decenios del siglo XX. Estas buscaban equiparar sus derechos a los de los hombres. No obstante, harían esto sobre sus tacones. Bajo ninguna circunstancia las mujeres que enarbolaban las luchas femeninas de entonces, darían paso a la negación de sus derechos ciudadanos por entenderse que esto iba en contrario a los conceptos de feminidad que durante largo rato se venían imponiendo. Por tanto, mujeres interesadas en hacerse visibles en el mundo masculino, sin "perder" lo que las hacía "dignas" representantes del género femenino, adoptaron diversidad de modalidades para calzar sus pies.
En el caso de los movimientos sufragistas, por ejemplo, las botas con cierto eco masculino sirvieron para la realización de protestas en plenas calles de diversos países.
Las botas que mostramos a la izquierda son inglesas y datan entre 1910 y 1920. Luego también estuvieron las que practicaban o les interesaban los deportes, para las que otro estilo inspirado en los zapatos masculinos pero con notable acento femenino circuló en dichas décadas. Ejemplos de un par canadiense se puede apreciar en la imagen de la derecha.
Finalmente, las mujeres que adoptaron el estilo que en los años 20 se denominó propio de las flappers también introdujeron cambios significativos en la moda del calzado. En la imagen de abajo podemos apreciar un tipo de calzado definitivamente orientado a llamar la atención en los clubes nocturnos que aquellas frecuentaban. Se trata de unos zapatos suecos de los tardíos años 20.
A medida que avanzaba el siglo XX, la producción del calzado iría no solo masificándose, igualmente, fueron surgiendo nuevos estilos según, como en el caso de las mujeres, fue aumentado su presencia en diversos ámbitos laborales. Sin embargo, esto no implicó la insistencia de mantener ciertos gustos ajustados a quienes podían y pueden adquirir estilos confeccionados por cotizados diseñadores franceses, italianos, británicos y estadounidenses. Aunque los zapatos sin tacones han tenido una aceptación generalizada, “después de 500 años los tacos altos continúan" considerándose como pieza de la indumentaria femenina sumamente importante "para realzar estaturas, estatus y sex appeal”.[4]
Uno de los más importantes cambios de la indumentaria femenina en el siglo XX, fue la liberación del corsé. La palabra se deriva del término francés corset, aunque se entiende que se formó de corps que en el francés antiguo se utilizaba como diminutivo para "cuerpo"[5]. Este elemento de la indumentaria femenina tiene una larga historia que puede trazarse desde la Arqueología, el Arte representativo en pinturas de alto valor estético, ilustraciones y caricaturas que aparecen en libros, revistas de modas y periódicos. Incluso, la Ciencia médica también nos concede conocer los impactos del uso prolongado de los corsés. Por otro lado, la Museología nos proporciona otra fuente de estudios para hacernos una idea de la trayectoria que siguió el corsé.
¿Pero qué función tenía el corsé? Antes de contestar esto, es importante tener en cuenta que esta pieza también fue utilizada por hombres. Pero, todo apunta a que fue entre las mujeres que surgió el uso más generalizado de estas piezas hechas con varillas de hierro, madera o huesos de ballena[6]. También es propio advertir que existe el corsé ortopédico para corregir desviaciones de la columna vertebral. Este quizás haya sido el fin de dos corsés de hierro que datan de los siglos XVI y XVII (Fig.16 y 17, respectivamente) que se conservan en el museo Le Seoq des Tournelles, Rouen, Francia[7].
Fig. 17
Fig. 16
Ahora bien, la realidad es que la moda del corsé se administró a favor de ajustar la cintura femenina hasta hacerla ver lo más diminuta posible, al mismo tiempo que se levanta o aplana el busto y se realzan las caderas. Hallazgos arqueológicos hacen pensar que estos propósitos estuvieron presentes en civilizaciones antiguas como Creta, Egipto, Grecia y Roma. No obstante, la mayoría de los estudiosos concuerda que fue hacia los siglos XVI y XVII cuando el corsé se impuso, en España y Francia, respectivamente, como parte de la ropa interior femenina. Lo interesante de este asunto es que dicha pieza fue ampliamente utilizada por mujeres de prácticamente todas las condiciones sociales[6]. Con los ropajes puestos, una elegante dama de sociedad podía hacer lucir su figura de la manera como mostramos a continuación.
Sigue aquí una composición de ilustraciones muy reveladoras de las burlas de las que eran objeto las mujeres, que llegaban a extremar sus deseos de alcanzar la más esbeltas de las cinturas.
En cuanto a la ciencia médica refiere, fue en el siglo XVIII donde comenzó a discutirse los efectos adversos del corsé. Un médico alemán de nombre
Samuel Thomas von Sömmering escribió, en 1791, un tratado de anatomía en el que expuso las deformaciones que ocasionaba en las costillas la susodicha pieza[8]. Según apunta Silvia Abreu Reyes, un decenio más tarde un cirujano londinense y un ginecólogo americano se convirtieron en los pioneros de las investigaciones relacionadas con los peligros que acarreaba el corsé[9].
Fig. 19
Fig. 18
En las Figuras 18 y 19 (obtenidas de Beauty News), podemos apreciar las deformaciones que producía el uso prolongado de esta pieza para alcanzar un cintura de 50 cm. de diámetro. Asimismo, nos sugieren otros tantos problemas de salud como, por ejemplo, pélvicos, digestivos y respiratorios.
En el video, titulado "Revealing Garments: A Brief History of Women's Underwear", H. Kristina Haugland, curadora asociada de vestuarios y textiles del Philadelphia Museum of Art, realiza un interesante recorrido por los diversos componentes de la ropa íntima femenina. Ofrece especial énfasis a la trayectoria seguida por el corsé. Más significativo todavía son sus observaciones acerca de cómo los usos de ropa interior proyectan distingos sociales, relaciones entre los géneros, prácticas de higiene y salud, cambios de los cánones de belleza y diversos modos de concebir la ropa íntima femenina como para la atracción sexual.
En la actualidad, el corsé es considerado como pieza sumamente seductora. Los confeccionan con gran variedad de materiales y estilos. Los hay los que combinan fibras sintéticas con diversos tipos de textiles, cintas, bordados, pedrería, y estampados bien coloridos. No pocos suelen diseñarse en estilos que recuerdan los de la época victoriana.
Cierre abierto
La mirada interdisciplinaria propuesta lejos está de pretensiones abarcadoras. Desde la más absoluta ignorancia sobre el tema en cuestión, solo hemos deseado señalar algunos lineamientos para continuar abordándolo en su más amplia complejidad. Mucho habría que cuestionar acerca de las perspectivas estéticas que tienden a dominar, por ejemplo, en los ámbitos museales. Ciertamente, esta es una consideración a tomar en cuenta al momento de estudiar las trayectorias de la indumentaria femenina. Pero, tampoco debe perderse de vista las relaciones de poder económico, político, social, cultural, religioso que de alguna manera u otra rebasan la idea de que la vestimenta tiene un origen en lo esencialmente práctico (cubrir los cuerpos de las inclemencias climáticas y ambientales) o poseen un valor puramente estético. Es más, si nos fuéramos por la línea de privilegiar esto último, tendríamos que atender los sentidos que se le han atribuido a la estética en vínculo directo con los modos como se han institucionalizado las susodichas relaciones de poder.
Finalmente, según arguye Nayra Llonch Molina, la indumentaria en general es una rica fuente para la didáctica de la Historia[10]. Añadimos de nuestra parte que también lo es para la enseñanza de otras prácticas disciplinarias en estrecho y fluido diálogo. A continuación compartimos esta presentación con la que pretendemos puntualizar algunos aspectos que nos permitan seguir conversando sobre la vestimenta o indumentaria femenina.
Notas
[1] El segundo libro de la obra está íntegramente dedicado a Egipto. La referencia a los kalasiris aparece en la página 231 de la sexta edición de Manuel Balasch publicado por la Editorial Cátedra, España, en 2008. [volver atrás]
[2]Fuente, Beatriz de lay Leticia Staines Cicero. La pintura mural prehispánica en México: área maya. Bonampack. México: Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, 1998, pp. 196-197.
[3]Más información sobre este tema puede obtenerse en “Geisha: arte y tradición”. Japonismo. Asimismo, puede consultarse el artículo "Geisha" de la página Mashpedia
[7] La información fue obtenida del opúsculo dedicado a los corsés de hierro que fueron las piezas más representativas de la exposición de corsés que realizó el Museo del Traje de Madrid en febrero de 2007.
[8] Una breve biografía de dicho científico, médico y anatomista puede consultarse en La Web de las biografías